Creencias indígenas.
Los Pemones, la principal población étnica de la zona fueron los primeros que se deslumbraron con la caída de agua, mucho antes que cualquier otro ya que habitaban allí desde hace cientos de años. Para ellos las montañas están prohibidas para los vivos, el Auyantepuy, para ellos Montaña del Infierno, albergaba a los Mawariton (Mawari) o “espíritus malignos”, y en especial a Tramán-Chita, el ser supremo del mal.
Uno de sus dioses más importantes fue el guerrero Auyan, quién estaba de expedición cerca del tepuy más grande de la zona (AuyanTepuy) y llevaba consigo una totuma con agua mágica, que se la había dado el chamán de la tribu para curar cualquier mal en su recorrido.
En su travesía se consiguió con un águila inmensa, que estaba herida por flechas indígenas pidiendo ayuda. Es entonces cuando Auyan decide curarla con parte del agua de la totuma. Cómo recompensa, el águila le pregunta ¿Cómo te puedo ayudar?, a lo que Auyan le pide que lo lleve a lo más alto del tepuy para apreciar su grandeza. Así lo hicieron y ante tanta maravilla al guerrero Auyan se le cayó la totuma, dando inicio a una caída de agua sin fin, conocida como Kerepakupai Merú, o el salto de la totuma mágica.
Además de lo anterior, los Pemones tienen una tradición mitológica muy rica pese a la conversión de muchos al catolicismo o al protestantismo. Describen los orígenes del Sol y la Luna, la creación de los Tepuyes (Auyan y el águila) y las actividades de Makunaima y sus hermanos, etc. Son muchas las deidades que integran sus creencias: Tawa, la primer mujer; fue quien estaba hecha de arcilla blanca que se diluyó en el río; Aromadapon, quien sí pudo resistir porque estaba hecha de piedra roja.
Varios mundos espirituales celestiales y subterráneos solo pueden ser alcanzados por chamanes en trance ceremonial y solo los ellos curan la enfermedad comunicándose con el mundo de los espíritus.
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